domingo, 13 de marzo de 2016

Tasas escuelas de surf A Coruña, Grip Surf School

Las escuelas de la comarca podrían pagar 400 euros al mes a Costas

Las academias defienden que están a favor de regular el sector, pero no de ahogarlo con tasas





El canon mensual de 200 euros, que Demarcación de Costas quiere establecer a las escuelas de surf de la provincia coruñesa, se ha encontrado con el rechazo de buena parte del sector. Las cinco escuelas que operan en la comarca están en este bando, ya que afirman que la tasa es desmedida y que tiene el único fin de recaudar. Añaden que si la medida sigue adelante, algunas, al utilizar arenales de Ribeira y Porto do Son, tendrán que abonar 400 euros cada mes, lo que complicaría su supervivencia.

«Vamos a pagar para que todo siga igual», aseguró Pablo Aguado, de la Escuela As Furnas, quien se quejó de que la medida solo tiene fines económicos. «En la zona solo hay escuelas pequeñas. Si nos cobran el canon, entre autónomos, seguros de sociedad civil y accidente, y la alta en la federación, algunas entraremos en números rojos. Me parece un abuso», aseguró el surfista, que defendió que entiende que se quiera regular el sector, pero no de esta manera.

En términos similares se expresó Álex Sebastian, profesor en Grip Surf School, quien reconoce que en invierno es inviable pagar esta suma. «Solo sabemos que quieren cobrar 200 euros al mes, pero no nos han dicho que servicios nos van a dar. De eso no ha salido nada, no sabemos si van a poner duchas, zonas acotadas o si van a mejorar los accesos a las playas», aseguró el surfista, quien se mostró escéptico sobre el objetivo de la tasa.

El caso de Porto do Son

El concejal de Deportes de Porto do Son, Manel Deán, afirmó que en su concello asumirán de forma directa la gestión de los arenales, aunque también añadió que no tienen en mente cobrar a las escuelas por el uso de las playas. «Este ano será de proba, a ver como resulta. Actualmente estamos facendo a ordenanza e o noso obxectivo non é cobrarlle a ninguén», aseguró el edil, quien afirmó: «O que queremos é ter controlado o uso da praia e os horarios, co fin de que tódalas escolas podan utilizar os areais sen molestarse entre elas nin ao resto de usuarios».

Manel Deán también intentó tranquilizar a los propios dueños de las escuelas, ya que considera que todavía no es seguro que Costas termine cobrando a todas las academias el canon de 200 euros. Por su parte, en Ribeira, según informan fuentes municipales, han decidido no asumir la gestión de los arenales sobre este tema, por lo que toda la supervisión recaerá en Demarcación de Costas.

Por el momento, las cinco escuelas de la comarca han cumplimentado todos los papeles que les reclamó hace menos de un mes Costas, aunque esperan que el ente autonómico se plantee la viabilidad del canon para las academias pequeñas como las que funcionan en la zona barbanzana.
Tras los pasos del País Vasco, pero por el momento muy lejos de conseguirlo

Los profesionales de la comarca confiesan que este tipo de impuestos se pagan en lugares donde el surf está muy instaurado, aunque a cambio los deportistas tienen diversas contraprestaciones durante todo el año. Este es el caso del País Vasco, donde existe un canon similar, pero acompañado de servicios que permiten a los surfistas cabalgar las olas con mayor seguridad.

En primer lugar, aseguran los deportistas de la comarca que hay socorristas durante todo el año, servicio que no existe en las playas de Galicia. Además, los accesos a las playas están acondicionados para que los surfistas puedan entrar con mayor facilidad y transportar todo el material. Otro de los servicios es la limpieza, que se realiza durante todo el año, mantenimiento del que también se carece en la zona.

Portugal es el gran referente que existe actualmente en España, ya que se trata de uno de los países europeos con mayor fanatismo por este deporte náutico. Al igual que en el País Vasco, hay socorristas y servicio de limpieza durante todo el año.

Por el momento, en Galicia el fenómeno del surf está muy lejos de llegar al nivel de los dos ejemplos citados, aunque todos los profesionales aseguran que estarían dispuestos a pagar si existiesen los mismos servicios.

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